El típico diálogo adulto-niñ@:
- ¿Qué quieres ser de mayor?
- Arquitecto. Respondía tajante mientras colocaba ladrillitos, cortaba con la segueta o reproducía miniaturas en plastilina.
- ¿Por qué?
- Me gusta.
- ¡Pero Arquitectura es muy difícil!
- Bueno, pero es lo que me gusta.
Las respuestas fueron llegando desde el primer día que se sentó en uno de esos incómodos taburetes del áula 2.3:
"La arquitectura es una pasión, de la cual sin saber por qué nos enamoramos un día y nunca más podremos separarnos de ella"Por primera vez la arquitectura le estremecía, la afirmación enfervorecida y pasional de aquél profesor, caló honodo en el joven, quien se sintió reconfortado y seguro de haber elegido su camino correcto "esto es lo que me gusta". El deseo por llegar a experimentar esa sensación de amor que le llene y realice fue el impulso a volcarse a aprender a quererla y valorarla, respetarla y disfrutarla.
Y ahora yo, a punto de ser arquitecto con título en mano, que no de corazón, pues eso ya me lo considero hace tiempo, quiero mostrar ese mensaje al mundo.
"La arquitectura abarca la consideración de todo el ambiente físico que rodea la vida humana: no podemos sustraernos a ella mientras formemos parte de la civilización" (The Prospects of architecture in Civilization, conferencia pronunciada por William Morris en la London Institution el 10 de Marzo de 1881 y recogida en el libro On Art ans Socialism, Londres 1947)Y yo añadiría: no sólo ambiente físico, sino que engloba todo lo relacionado con el hombre, con la vida, los modos de vivirla, las culturas; seña de identidad de los pueblos, motor del capital; escenario de relaciones, eficaz impulsor de estados de ánimo, muestra del pensamiento y conocimiento, capaz de despertar sensibilidades y sentimientos que por desconocimiento no asociamos a su influjo, mas están ahí, y los percibimos. Y sin embargo, tenemos la impresión de que es la gran desconocida por la mayoría, la gran olvidada, ha perdido el reconocimiento y prestigio que tuviera.
Desde hace años tengo la impresión de que se ha mitificado la arquitectura, como si fuese algo alejado de nuestras vidas, reservado a unos cuantos "genios", o desmitificado: hacer dibujitos, cuatro plaos, un par de firmas...puro trámite administrativo. En la distancia, nadando como peces en el agua siguiendo las corrientes, oyendo vocecillas celestiales a las que nos convertimos con fe ciega; así, vacía y ciega, abandonada y sedada, así siento el latir de la arquitectura desde el corazón del mundo.
Por ello quisiera acercar mi pasión al desconocimiento, propiciar un acercamiento de la arquitectura al mundo real, bajarla de los altares para elevarla al plano; diluirla en la ciudad, por sus calles, qus discurra entres sus gentes, modificando sus modos de observarla y percibirla, incitando al pensamiento más que al conocimiento.
EnGuZa
"La Casa de la ARQuitectura"
Marzo2008
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